sábado, 22 de marzo de 2008

El frutero

Son casi las cinco de la tarde, cuando de pronto, escucho desde una distancia que parece estar cada vez más cerca el pregonar de un personaje, que lleva en mi memoria poco más de 10 años, es el "vendedor de frutas", que se pasea gritando a los cuatro vientos lo barato y delicioso que están las frutas que lleva en su cochecito ambulante. ¿No es acaso esta forma de expresión efusiva y algo alborotada, una forma de darse a conocer o en términos más didácticos “marketearse”? Pues Sí, se esta publicitando, y eso es parte del marketing. Así como también comprobé lo molestoso que puede ser este personaje cuando trata de vender.
Darse a conocer al mundo no basta, pues muchas veces la forma en que se transmite el mensaje puede ser molestoso, errado o simplemente irrelevante para algunas personas (mi caso).

Según Philip Kotler, el marketing ha evolucionado notablemente ya que en sus inicios estaba direccionado a vender productos y servicios, para pasar luego a crear clientes cautivos y ahora a “enamorarlos”. Ampliando lo dicho, tenemos la siguiente denominación:

-Marketing 1.0: Aquel en que se creía que los clientes iban al producto atraídos por el precio y características.
-Marketing 2.0: Aquel que reconoce emociones en los consumidores y trata de hablar el mismo idioma. Aquí las marcas adquieren emociones, colores y son capaces de generar sentimientos.
-Marketing 3.0: Aquel que alinea los productos con el alma de la gente, en el que los compradores son capaces de enamorarse de sus marcas y no mirar a ninguna más. Es un lazo de amor entre las marcas y las personas.

¿Enamorarse de un producto?, ¿De una marca?, realmente fascinante. Será acaso que la próxima vez que escuche al frutero, acuda rápidamente a consumir mi fruta favorita, pues probablemente así sea, siempre y cuando sus productos y su marca como tal, pueda llegar a enamorarme.

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