jueves, 3 de enero de 2008

Es hora de construir

Faltaban dos años para pasar a la década de los 90`s, cuando el terrorismo asolaba gran parte de nuestro territorio central cubriéndolo de sangre, miedo y destrucción. Jorge, el mayor de seis hermanos de una familia Ayacuchana, tenia experiencia en la distribución de cerveza y esta le vasto para ir en busca de una oportunidad. Hace buen tiempo escuche a manera de refrán que “Detrás de todo desastre siempre se esconden oportunidades”.
Lo que empezó en el patio de su casa, en una época en que el terrorismo teñía el país de rojo, es lo que dentro de poco se conocería en el mundo entero como Kola Real y ahora AJE GROUP, tomo más de una década de mucho trabajo, dedicación, esfuerzo no solo de la familia, sino de familias enteras que se jugaron un sueño, el de creer en ellos mismos y en lo que podían hacer para que sus sueños se vuelvan realidad. Hoy llevamos casi cuatro meses de un fatídico 15 de agosto, en donde la naturaleza estremeció y azotó nuestro Pisco; Pisco de antaño y que como Kola Real se hizo conocido en el mundo entero, pero no solo por el desastre y las ayudas benéficas, sino también por que aun sigue siendo tema de discordia, política, fraude, escándalo y de desazón para muchos peruanos, es aquí cuando surgen los lideres sin prejuicios, pero con una convicción muy fuerte, la de ayudar al prójimo, servir con altruismo y dedicación, como si la madre que llora por su casa derrumbada también fuera nuestra o aquel niño que llora contemplando a su hermano sepultado por colosos adobes fuera nuestro propio hermano, es un gran símbolo de empatía dirían, más que eso diría que es una nuestra de que los peruanos dejamos miles de prejuicios tales como los racistas, machistas, feministas, socialistas, izquierdistas y una lista interminable de extensiones terminadas en “istas” y nos concentramos en el único sentimiento original que debería quedar clavado en nosotros, “humanista” y “el amor por servir con alegría y felicidad”, espero que el nuevo Pisco que se está formando no dure más de una década, hagamos que ni si quiera sobrepase el año, hagamos que donde hubo una escuela derrumbada, existan un colegio, un instituto, una universidad, que al contemplar nuestro Pisco veamos lo mucho que nos ha costado construirlo no solo en lo material sino también en lo social y cuando suspirando al contemplar nuestro Pisco tengamos clavado un gesto de satisfacción y digamos, es el Pisco que ayude a construir, es el Perú que se construye.