Cerca de 500 millones de dólares costo la venta de uno de los grupos peruanos más representativos de nuestro país, con una facturación anual de cerca de 1000 millones. En sus inicios fue la bodega de la esquina en una de las calles del histórico y aristocrático distrito de Miraflores, Don Erasmo padre empezó con la bodega en 1942 conjuntamente con su esposa Ángela, 46 años más tarde Erasmo hijo dio el salto a la modernidad y posicionamiento de una de las primeras marcas reconocidas en todo el Perú, por su compromiso con la sociedad, calidad en productos y servicios. Esto me deja como enseñanza de que una pequeña empresa puede volverse grande y exitosa si todos los involucradas en ella se la juegan y que “si se puede”, solo depende de nosotros y nuestra tenacidad.
Es típico que cada mes criollo veamos su famoso corzo o pasacalles, paseando por las avenidas principales de Miraflores, inundando los lugares de esperanza y alegría a mortales consumidores, estrategias de mercadeo que posicionan aun más la marca en nosotros.
Si la venta fue o no una buena decisión, sabiendo que Wong factura anualmente más de lo que se vendió, pues creo que sí, desde el punto de vista de la economía actual, aunque me queda la espina de lo social, pues creo que a muchos nos costará un poco asimilar que ahora son dueños otros, como dice el dicho “no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes”, me apena mucho que se vaya una más de nuestras marcas nacionales de antaño (como son los caso de Inka Kola y D´onofrio) con la que tal vez muchos crecimos sabiendo que esa empresa es peruana y por lo tanto se quiere y respeta, pues es ahora patrimonio sureño con gran potencial de crecer.
Me pregunto si más peruanos tenemos la capacidad de generar grupos de inversión tan grandes como CENCOSUD que
vayan por el mundo haciéndose más grandes. Aquí reluzco la segunda enseñanza que nos debe dejar esta compra-venta, pues en los negocios no debemos mirar al águila que vuela en los altos, sino mirar todo el panorama las nubes las estrellas, cada vez más y nunca ensillarnos, ver siempre más lejos como se mueven las empresas en otros lados, países, ser preactivos empresarialmente.
La economía capitalista actual nos exige que si queremos crecer debemos apostar en grande, talvez fusionarnos o aliarnos con los más fuertes, la historia pudo ser diferente, pero espero que Wong siga teniendo la misma calidad de servicio y producto, sin dejar de lado a nuestro cliente interno, “el trabajador”, abnegado y muchas veces apabullado, el éxito de una empresa se mide por la calidad de personas que trabajan allí, grado de satisfacción de los mismos y alineación de sus metas con los de la empresa, esperemos que con estos cambios no se mancille a compatriotas, pues el tiempo nos dirá.
Cerca de 500 millones de dólares costo la venta de uno de los grupos peruanos más representativos de nuestro país, con una facturación anual de cerca de 1000 millones. En sus inicios fue la bodega de la esquina en una de las calles del histórico y aristocrático distrito de Miraflores, Don Erasmo padre empezó con la bodega en 1942 conjuntamente con su esposa Ángela, 46 años más tarde Erasmo hijo dio el salto a la modernidad y posicionamiento de una de las primeras marcas reconocidas en todo el Perú, por su compromiso con la sociedad, calidad en productos y servicios. Esto me deja como enseñanza de que una pequeña empresa puede volverse grande y exitosa si todos los involucradas en ella se la juegan y que “si se puede”, solo depende de nosotros y nuestra tenacidad.
